martes, 4 de noviembre de 2008

Los hombres que no amaban a las mujeres o Los nuevos Holmes y Watson
Buscando en la red he dado con una frase que resume muy bien la novela Los hombres que no amaban a las mujeres de Stieg Larsson, libro que ha vendido ya 7 millones de ejemplares en medio mundo: “Se trata de una historia policíaca sin policías con gente aparentemente normal pero con talentos especiales”.
La protagonista de la trilogía, Lisbeth Salander, destaca por encima de todo. Es una chica asocial, una revisión del autor de la figura de Pippi Calzaslargas, que despertará la simpatía del lector desde el primer momento.
Los personajes luchan contra la hipocresía y la novela es una crítica honesta de una sociedad desconocida y mitificada, la sociedad sueca del bienestar y el progreso, sumida en realidad en claras crisis sociales y culturales. El espíritu crítico del autor se resume en la frase de la protagonista: “Nadie es inocente, sólo existen diversos grados de responsabilidad”.
La novela mezcla de manera sorprendente diferentes géneros y en ella Larsson consigue abrir muchas historias y cerrarlas de manera magistral, en las cuales influyen de manera determinante los personajes secundarios. Aúna las dos vertientes clásicas del género, el crimen en una habitación cerrada, aquí una isla en la que se ha cometido supuestamente un asesinato o un secuestro; y por el otro lado la descripción de una sociedad enferma.
Larsson escribía desde la rabia. La misma que le llevó a ser un periodista especializado en ultraderecha y violencia, especialmente la que afecta a la mujer, labor que le llevó a vivir en la amenaza constante.
Esta novela habla de la violencia hacia la mujer y también de la ambición, el sexo y el amor. El día 25 la segunda parte de la trilogía a la venta en español, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina.
En palabras de otro lector, se puede vivir sin leer Los hombres que no amaban a las mujeres, pero se vive peor.
Imanol Rubio Bertilsson