martes, 16 de junio de 2009

El Tintero 11.06.09

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viernes, 3 de abril de 2009

Teatro en El Tintero 2 Abril

TEATRO DEL ABSURDO

El teatro existencialista ya había meditado, con razonamientos lógicos, sobre el absurdo de la condición humana. El llamado teatro del absurdo aparece en los años 50 abandonará la reflexión lógica para enfrentar al espectador ante el absurdo puro, a base de argumentos disparatados, personajes vacíos y diálogos incoherentes.
Este tipo de teatro nace en Francia, a cargo de un autor de origen rumano Ionesco y otro irlandés Beckett.

Ionesco envuelve su pesimismo en una ironía y un humor destructivos. La cantante calva es una farsa disparatada sobre la incomunicación, en la que no aparece ninguna cantante, sino dos matrimonios y un bombero, cuya charla estúpida acaba en un delirio de gritos sin sentido.

Beckett conjuga, como Ionesco, la temática existencial y la puesta en escena vanguardista, pero con más desnudez y rigor. Escribió sobre el fracaso del hombre, la desolación, la absurda esperanza, el vacío, el silencio, la nada. Sus personajes son seres solitarios y estrafalarios, acorralados entre la imposibilidad de existir y la de dejar de existir, que no hacen otra cosa que hablar y esperar; esperar sin saber qué ni para qué. Esperando a Godoy es no sólo su mejor obra, sino uno de los hitos capitales de la historia del teatro.

jueves, 26 de marzo de 2009

Mamen Somar: Otoño en Benedetti

Cuánto frío puede encerrar un mes de noviembre.
Como si la infinidad, se fuese apaciguando bajo las hojas muertas que envuelven todas las calles, como si este otoño que azota con su respiración, no dejara tiempo ni oxígeno para el preludio del largo invierno que se esconde bajo el abrigo. Si me aguardase una chimenea, un fuego con fondo azul entre resplandores rojizos, un aroma de encina en mitad de la penumbra; tal vez, un día quisiera regresar a casa. Si al llegar no necesitara la llave, no precisara de encender la luz al entrar, de tener que dar tres vueltas al pestillo para confinar aun más este destierro. Si mi alfombra la estrenaran tus pies descalzos, el sofá lo cubriera tu piel desnuda, y mi boca tu sonrisa leve, tal vez, un día quisiera regresar a casa.
Mientras, camino por la calle con el frío invadiendo cada esquina de mi cuerpo, frío que se adhiere a la carne, que introduce sus dedos y tira con fuerza hasta el escalofrío. Busco en el próximo bar, un espacio donde se amontonen las voces en las esquinas, donde en mitad del griterío no pueda percibir conversaciones, sólo el bullicio de esos que, aun tienen algo que contar. Pero no a mí, a mi no, a otros; otros que no son yo. No quiero atender, no quiero entender. No quiero escuchar. Bebo el trago y me interno de nuevo a la impavidez de otra noche. Oscura, abstracta, una más.
Cuánto frío puede encerrar un mes de noviembre. Cuánto esfuerzo diario invertido en atontar cada minuto que paso sin ti, como si la infinidad se fuese apaciguando bajo las hojas muertas que escribo y que se pudren esperando desaparecer, como si el invierno se hubiese instalado para siempre en la profundidad de todo lo que me entregaste sin más. Hay que tener valor para asentir que uno siente, y que siente miedo cuando ama. Yo callé. Ahora que ya no estás, que me despliego en un silencio que me abofetea a su vuelta, sé que no podré encontrar, aunque quisiera, el regreso a casa. Que será noviembre, este noviembre sin tiempo ni oxigeno, todo el año.

Teatro en El Tintero: " El club de las mujeres invisibles"

Las mujeres son bienvenidas en este club, el club de las mujeres invisibles. Aquí tienen un lugar para contar su historia. El primer trago corre a cuenta de la casa. Las botellas se van vaciando noche tras noches mientras se llenan de vidas. Nunca se tiran. Cada botella lleva dentro el alma de la mujer que ha bebido de ella.
Historias cómicas y dramáticas sobre mujeres "invisibles" nacidas de la pluma de autores importantes: Jordi Galcerán, Aizpea Goenaga, Arantxa Iturbe, Juan Mayorga, y Óscar Terol.
Todo ello mecido por la música en directo del piano de Iñaki Salvador y de la voz y el violín de Ainara Ortega. Fernando Bernués dirige en esta obra a Ainara Ortega, Ana Pimenta, Vito Rogado, Iñaki Salvador y Dorleta Urretabizkaia.

EL CLUB DE LAS MUJERES INVISIBLES
A partir de una idea original de Ana Pimenta la compañía Vaivén Producciones ha estrenado en Donostia un espectáculo que da la bienvenida a un club de jazz a una serie de mujeres ‘invisibles’ a las que ofrece un lugar en el que contar sus historias y donde son invitadas al primer trago. Así, mientras las botellas se van vaciando de su contenido se llenan con las vivencias que desgranan las mujeres que han bebido de ellas y cuyas experiencias y reflexiones dejan escritas en cuartillas que introducen en su interior. El club de las mujeres invisibles es un espectáculo que lleva al escenario seis historias breves que han sido escritas por Juan Mayorga (‘La buena vecina’), Óscar y Susana Terol (‘Maternidad’), Aizpea Goenaga (‘Malos tratos’), Arantxa Iturbe (‘Suicida’ y ‘Paso de cebra’) y Jordi Galcerán (‘La escritora’). “A algunos de ellos les dimos libertad total para escribir la pieza mientras que a otros les sugerimos que abordasen un tema concreto”, apunta la actriz y responsable de la idea original Ana Pimenta, que añade que “para evitar que se convirtiese en un espectáculo de sketches y música le pedimos a Arantxa Iturbe que le crease el hilo dramático de la representación”.Historias en botellasLas vivencias de las que dan cuentan las protagonistas del espectáculo se dotan de un contexto unitario a través de la historia de amor que vivieron en los años cincuenta un pianista y una cantante. Tras la muerte de ambos, la hija del pianista regresa al club porque la cantante le ha dejado el local en herencia y será ella quien vaya hilvanando las diferentes historias. “A medida que vamos conociendo las biografías del pianista, de la cantante y de la hija del músico, se desgranan los relatos que están guardados en las botellas de ese club en el que durante años se ha pagado la primera copa a aquellas mujeres que están dispuestas a contar su historia”, apunta Bernués. Las diferentes semblanzas que se recogen en la obra requieren saltos temporales “de una época a otra, porque hay algún pasaje que podría desarrollarse en tiempo presente mientras que la historia de amor que se desarrolla en el club, por ejemplo, se produce 30 años atrás”. Bernués subraya que las seis leyendas que abordan “saltan en el tiempo y en el espacio porque a ninguno de los autores de las piezas se le ha propuesto un contexto concreto en el que sucedían estas historias, por lo que hemos tenido que ir ‘tejiendo’ junto a Arantxa Iturbe una dramaturgia que enlazaba todas estas historias en una narrativa continua y lógica”. El espacio en el que se desarrolla la representación, que ha sido diseñado por José Ibarrola e iluminado por Xabier Lozano, representa de forma realista “un club ‘de humo y jazz’ al que hemos denominado ‘El club de las mujeres invisibles”, según apunta Bernués, que añade que “hemos situado el local en Holanda en la década de los años cincuenta o sesenta y en él se programan actuaciones en directo”. Por dotar de mayor realismo al establecimiento la obra incluye una importante presencia musical por lo que junto con las actrices Ana Pimenta, Dorleta Urretabizkaia y Vito Rogado, el elenco incluye a la cantante y violinista Ainara Ortega y al pianista Iñaki Salvador que compaginan sobre el escenario tanto la interpretación musical en directo como la labor actoral. Estándares y propiosEl espacio sonoro diseñado por Iñaki Salvador, que reconoce que el espectáculo le trae evocaciones de la obra ‘Novecento. El pianista del océano’ en cuyo elenco también tomó parte y que también estuvo dirigida por Bernués, tiene la finalidad de ‘situar’ al público tanto en el interior del club como en lugares neutros. Para identificar esos espacios el compositor ha optado por establecer dos planos musicales “claramente diferenciados. Por un lado está la música del club, la que canta la vocalista y que claramente es incidental, para lo que he recurrido a estándares de jazz bastante conocidos y que están en la línea del trabajo que hacía Chet Baker, al que se cita en el espectáculo y a quien, de alguna manera, queremos homenajear”. Por otro lado, Salvador ha incluido “música original escrita para ilustrar el universo más personal del pianista y que es la que recrea su emoción y la que toca cuando, por decirlo de algún modo, está a solas y cuando ‘sale’ del club. Esas piezas originales podrían situarse cerca de la clásica o de lo que ahora se denomina ‘new age’ y con ella intentamos, precisamente, que sea interesante por ambigua”.El club de las mujeres invisibles es un espectáculo que Vaivén Producciones comenzó a materializar “tras malograrse un espectáculo que queríamos hacer sobre las mujeres de Brecht debido a que no conseguimos solucionar un problema con los derechos de autor”, según reconoce Pimenta, que añade que la idea de crear esta pieza le surgió tras participar en “las jornadas sobre la invisibilidad de la mujer en las Artes Escénicas que organizó la Escuela de Teatro de Getxo” el año pasado.

El Tintero 26 de Marzo de 2009

En el tintero de hoy hemos tenido:

-Teatro: el club de las mujeres invisibles

-Imanol Miranda desde la habitación de los libros perdidos

-La cueva de salamanca

-Otoño en Benedetti con Mamen Somar

-Microrrelato de esther patrocinio

sábado, 14 de marzo de 2009

Gomorra en El Tintero

Nápoles es la ciudad más violenta de la Unión Europea. Su criminalidad organizada, la Camorra, ha asesinado desde 1980 a más de 3.600 personas, más que la suma de IRA, ETA y Brigadas Rojas, y mucho más que la Cosa Nostra siciliana. Pero el rojo de la sangre es sólo un aspecto de la calamidad. La otra cara del problema es negra: una ciudad que vive de la economía sumergida se condena a vivir del otro lado de la ley. Los jefes de clan, los usureros y los mafiosos sustituyen gradualmente a los políticos, los bancos y los policías.Este increíble y fascinante relato real, escrupulosamente documentado, es un viaje a este mundo, el imperio empresarial y delictivo de la Camorra, periplo que comienza y termina bajo el ciclo de vida de las mercancías de uso y consumo –videojuegos, relojes, ropas de marca–, las cuales arriban al puerto de Nápoles –punto de entrada en Europa del comercio chino que escapa en su inmensa mayoría a las Aduanas–, pasando a formar parte de una ingente red de talleres clandestinos que alcanzan dimensiones globales y sustentan la actividad empresarial de la mafia.Esta es hoy en día la Camorra –o el “Sistema”, como verdaderamente se la conoce–: por un lado una organización empresarial con impresionantes ramificaciones por todo el planeta, y por otro una zona oscura, cada vez más extensa, donde cuesta distinguir cuánta riqueza es producto de simples operaciones financieras y cuánta de las actividades sanguinarias.Roberto Saviano ha logrado con Gomorra un éxito inmediato entre los lectores y una impostergable llamada de atención sobre la situación de su ciudad natal, donde el desempleo ronda el 20% –en algunos barrios llega hasta el 50%– y la delincuencia es la aspiración de la mayoría de los jóvenes, que ansían entrar en el “Sistema”, una tupida red de actividades criminales que adorna los sueños de los casi 9000 niños que abandonan el sistema escolar cada año.

Teatro Naturalista

Llegó a los escenarios cuando ya la novela naturalista había iniciado su decadencia. No conformes con la minuciosa reproducción de costumbres, algunos dramaturgos intentaron ahondar en la psicología y en las circunstancias e los personajes, para explicar su comportamiento. Los más notables fueron los escandinavos Ibsen y Strindberg, precursores, especialmente el primero, del teatro de nuestro siglo.

El tema preferido del noruego Ibsen es el derecho del individuo a su plena realización, frente a las conversaciones sociales y morales que coartan su sinceridad, libertad y autenticidad. Su teatro, en el que apenas ha acción externa, se desarrolla en profundidad los conflictos anímicos de los personajes. En Casa de Muñecas, una mujer acaba abandonando a su marido y a sus hijos, porque se siente tratada como una “muñeca”.
El teatro del sueco Strindberg se polariza en torno a dos ejes temáticos: la rebelión contra las instituciones y la proyección de su universo interior. Su obra más famosa, La señorita Julia, plantea el conflicto amoroso entre un criado ambicioso y una joven de una familia acomodada, que termina suicidándose.

El Tintero 12 de Marzo de 2009

Esta semana en El Tintero:

- Teatro naturalista.
- Imanol Miranda con la habitación de los libros perdidos.
- Blanca Montero: "Gomorra"
- Microrrelato de Esther Patrocinio

APRENDER por Mamen Somar

Aprender

Aprenderé a detener los días con alfileres.
Antes;
quisiera volver,
encender tu amor por un instante.
Recitar lo que escribí
ebria de tu mundo,
ese,
que no me alcanza.

Quisiera bordear tus dedos,
vaciar mi temor
a este silencio.
Sostenerme en los instantes
en que te imaginé eternamente mío.

Quisiera aferrarme
a un olvido que no llega.
Lejos de ti,
será emplazar mi cuerpo
en un sudario de cristales.

Aprenderé
a esperar sentada
en los bancos.
Haré cola en la ventanilla
del insomnio
para poder amanecer
sin haberte llorado;
evitaré las distancias cortas
con el destierro y con la lluvia.

Aprenderé a estrenar hilvanes
Para cerrar la brecha,
A comprenderme
literalmente herida;
a seguir caminando
entre los alfileres
que prenden ahora mis días.

viernes, 20 de febrero de 2009

El otro lado de Diana


Diana sueña con el otro lado, con aminorar la marcha y precipitarlas horas en caída libre al oscurecer.
Diana no sonríe desde hace mucho, pero nadie se ha dado cuenta porque su tristeza no se instaló en la boca sino en el pecho. Sus labios se extienden, dibujan el esbozo; pero nada más.
Diana transita por las calles medio desnuda ante la avalancha y el frío que la domina desde cualquier rincón, pero camina despacio; no le asusta caer. Sólo desea llegar a casa, donde descalza, se encarama al tejado hecho de álabes de un color naranja fuerte. Es un tejado como cualquier otro, pero es desde allí, desde donde puede ver la otra cara de la luna. El lado oscuro que comparten.
Cuando regresa, su madre la espera dormida sobre el brazo del sofá donde la dejó. La besa despacio y cubre sus hombros con un chal. Camina de puntillas con los zapatos en la mano. Se dirige a la ventana que está en el desván. Abre sin hacer ruido y ágil, se desliza sobre el tejado. Se sienta, pero antes abraza la falda contra sus piernas y allí se queda con los ojos fijos al cielo añil hasta que la oscuridad se ciñe al frío de las tejas y hace temblar las piernas de Diana. Es entonces cuando la luna se gira para verla. Tiene el semblante que tanto echa en falta. Diana habla con voz tenue sobre su renuncia, sobre lo que la deja muda e insensible, sobre un destino que no cesa en su empeño por olvidarla; sobre la vida que no alcanza a tocar. Aún así, no sube el tono. Lo pronuncia sin reproche. Suele dejarse mecer por el rumor líquido de alguna canción que quedo impresa hace años, antes de ir a dormir apenas unas horas a su habitación.







Durante el día asume su otra mitad como un mal sueño. Atiende a su madre y mientras la peina, recuerda que no hace mucho era ella quien se quedaba muy quieta para que las trenzas estuvieran perfectas y poder salir a jugar al patio veloz como un rayo. Mueve la cabeza; en su mirada se perfila un gesto infantil. Consigue durante un tiempo ser la niña de flequillo enredado y frases por entregas que era. Besa a su madre antes de sentarla en el sofá. Asume que un día su mente se fue y que ya no volverá más. Alguna vez nota en sus ojos, la ternura que recuerda con verdadera nostalgia y, es entonces cuando apoya la cabeza en su regazo, coge su mano para que le acaricie el pelo como lo hacía antes; como siempre. Cuánto la echa de menos. Cuánto se parece la luna a la mama de entonces…
Cuando las farolas toman su primer aliento, Diana transita por las calles medio desnuda ante la avalancha. Pone precio a sus tacones, a la piel y a alguno de los sueños que no confió al tejado de los álabes de un naranja fuerte. A ese reverso que comparte con la luna.
Diana merodea por el otro lado, imagina tropezar con la salida y dejar de arrojarse en caída libre. Si tuviese el coraje suficiente para dar un giro, para doblar la esquina; vislumbraría el destello del día. Pero Diana, sólo camina haciendo círculos junto a la acera.


Firma: Dalma Espiral

miércoles, 18 de febrero de 2009

Tintero de 19 de febrero de 2009

- Entrevista a Isabel Bernardo concejala de cultura en el Ayuntamiento de Salamanca

- Mamen Somar

- Microrrelato de Esther Patrocinio

Teatro del S.XVII

En Francia se vio afectado por el mismo afán de verosimilitud y racionalismo que el resto de los géneros literarios. De ahí la necesidad de que las obras se sujetaran a la regla de las tres unidades:
- Unidad de acción: un solo tema.
- Unidad de lugar: un solo escenario, con decorados sencillos.
- Unidad de tiempo: la acción no puede durar más de un día.
Además, debía separarse lo trágico de lo cómico, perseguir una finalidad moral y observar el decoro poético; es decir, evitar los acontecimientos y palabras que atentaran contra el buen gusto. Solamente Francia contó con dramaturgos capaces de superar tantas trabas y lograr obras geniales. En los demás países el teatro neoclásico dio frutos aislados de escasa calidad.

Quisiera aquí hacer referencia a Moliére, el creador de la comedia francesa, fue aficionado al teatro que abandonó sus estudios de derecho para enrolarse en una compañía, de la que fue actor, director y autor. Tras recorrer Francia, se instaló en París, donde gozó de la protección real, aunque tuvo que hacer frente a numerosos enemigos pertenecientes a la nobleza y a la iglesia.

Las comedias de Moliére no son de intriga, sino de caracteres: la acción interesa como medio para hacer una pintura acabada de los personajes. En la mayoría de ellas el protagonista, que suele encarnar un defecto de grado máximo, se opone al casamiento de dos jóvenes, quienes acaban logrando su propósito con la ayuda de los criados. Todas encierran un propósito moral: ridiculizar y denunciar los vicios y comportamientos de su tiempo: la pedantería, las pretensiones intelectuales de los nuevos ricos, la ignorancia de los médicos o la hipocresía religiosa.

El Tintero 12 de Febrero

- Teatro del S.XVII

- Mamen Somar

- Entrevsita a Carlos Gigosos profesor de literatura en el instituto público Fernando de Rojas

- Microrrelato de Esther Patrocinio

sábado, 7 de febrero de 2009

El Tintero 5 de Febrero de 2009

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jueves, 29 de enero de 2009

Entremuros



(A Juan José Domínguez)
Anochece y la luz ya no amortigua el matiz de los gestos que penetran de tus manos al descuido.
Una racha de aire entra por la ventana y aunque no quisiera tener que descubrirme, el viento esta vez desenreda de nuevo el fracaso. Es la estrella de la noche. Y yo sin telón, sin andamiaje ni luces, soy el teatro, la gradería por donde mi tristeza circula sin mueca con sus pies de cemento. Ella que no tiene más que un paso; un aspaviento seco para cada evidencia.
Anochece y el cansancio gesta el anhelo pero se lleva las ganas, los ojos abiertos. No trae sueños. Así sin dormir, me recojo de nuevo entre figuras polvorientas.
Hace tanto que no escribo…
Decir adiós no es fácil y aún así la gente arrincona pronto vivencias y vivos.
Y yo me pregunto porque mi cabeza urdida en nostalgias no puede enredar en ese olvido como lo hace cualquiera, cualquiera; cualquier otro. Cualquier otro quisiera ser esta noche; cualquier otro que no cerrara los ojos y te viera.
Dicen que la vida es distinta para quienes observan a través de las cosas, para los que hunden sus dedos en la mirada del otro buscando recodos inexistentes.
Hay tanto vacío que llenar en el hueco de mi mano que a veces me asusta pensar que tengo otra.
Dicen que la vida es distinta por advertir más allá de donde marca un extremo; y yo hoy aseguro que tras ese extremo solo queda una soledad inhóspita y un murmullo al fondo. El rumor de un piélago que aturde por dentro.


Resuena el eco de una sirena en la distancia. Quisiera ver el mar para poder soltarme del mástil y seguir a nado un camino que siempre resulta húmedo y asfixiante pero no hay mar donde yo vivo y ese aullido distante no reclama mi nombre, no solicita mis brazos, mi aliento herido de tacto y carencia. Definitivamente no hay mar donde yo vivo.
Entre luces de nuevo. En este oscurecer me revelo distinto. El mismo silencio tras la puerta, la misma decepción en el interior, las mismas paredes sin color pastel; no hay dulzura en un muro. Pero sobre todo queda la sensación de que todo vuelve a empezar y yo me siento viejo para ausencias, lamentos y ese poco de escarcha que titubea en los ojos en estos casos. No obstante me niego a declarar por baldío el latido que subsistió de la última contienda.
Sé que te puedo olvidar, que ya he comenzado a hacerlo pero, se que aún te quiero, que te amo como si fuese una costumbre, como si ese temblor hubiese estado aquí, siempre. Sé que estoy olvidando a cada instante; respiro alfileres y exhalo tu nombre. Eso es bueno. Poco a poco serás un extraño y nuestra vida en la distancia, será extrañamente plácida. Pero mientras llega, anochece y la luz no amortigua el matiz que deja el dolor de los gestos que penetran de tus manos al descuido. Mientras llega, oigo un canto de sirenas que me ahoga en la punción yerma de un silencio plomizo y violento; que me estrangula con esta holgura insondable que es tu falta.

miércoles, 28 de enero de 2009

La habitación de los libros perdidos

Esta semana rescatamos desde la habitación de los libros perdidos a "Momo"
Momo cuenta como En las ruinas de un anfiteatro, vive una niña llamada Momo, que posee la habilidad de oír de verdad. Escucha de una manera tan especial que es capaz de encontrar las respuestas a los problemas de quien habla con ella, de hacer amistades e inventar juegos muy divertidos.
Esta atmósfera placentera acaba con la llegada de los Hombres de Gris, unos extraños individuos que representan al Banco de Tiempo y promocionan la idea de ahorrar tiempo entre la población (tiempo que puede ser depositado en el Banco y devuelto al cliente después, con interés). En realidad, hacen que la gente lo olvide todo salvo su obsesión por ahorrar todo el tiempo posible. Poco a poco, la siniestra influencia de los hombres de gris afecta a toda la ciudad: se deja de hacer todo lo que se considera perder el tiempo, como el arte, la imaginación o incluso dormir. Aunque En realidad, cuanto más tiempo ahorra una persona, menos tiene ya que los hombres de gris lo consumen en forma de cigarros y Sin esos cigarros, los hombres de gris no pueden existir.
Momo, por su especial personalidad, se convierte en un obstáculo para los planes del Banco de Tiempo, por lo que Los hombres de gris intentan deshacerse de ella, pero Momo, se enfrentará a la dictadura de los hombres de gris y terminará con ellos.

El tintero 29 de Enero

Esta semana en el Tintero contaremos con:

- Teatro medieval
- Texto de Esther Patrocinio
- Comentario de Sonsoles
- Imanol Miranda en la habitación de los libros perdidos: Momo
- Texto de Mamen Somar
- Entrevista a Lola López Mondéjar
- Microrrelato de Esther Patrocinio

jueves, 22 de enero de 2009

El Tintero 22 de Enero

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miércoles, 21 de enero de 2009

Soplos de Locura


Mamen Somar

Desde pequeña encontraba un placer extraño en levantarse cuando todos aún dormían, para sentarse en la parte más alta del sofá y fantasear en penumbra, para inventarse un mundo que los demás no veían; repleto de personajes con alas, alas que siempre anheló para ella. A veces se aproximaba a la vidriera del ático, tanto, que su nariz se doblaba hacia un lado y apenas podía respirar. Alguna vez trepó al tejado sin que nadie lo supiera. Las tejas estaban tan frías, el viento era tan suave en primavera y, el cielo se veía tan cerca…
-Qué rarita es tu hija- juzgaba la mamá de Ángela a la hora de zurcir los calcetines, allí, recostada en el sofá con las gafas de cerca pendidas de la punta de la nariz. La nariz de la mamá de Ángela nunca se dobló hacía un lado por el contacto de alguna vidriera; si que lo hizo por algún escaparate en rebajas Su padre sonreía levemente observando desde el marco de la puerta, como Ángela simulaba ser una avioneta con los brazos alzados en cruz y corriendo por todo el jardín mientras sus mofletes temblaban por el ruido de un motor que despedía saliva por todas partes.
Ángela nunca jugó con muñecas, nunca dibujó casitas con chimeneas que echaban humo, ni monigotes con forma de papá o de mamá, Ángela diseñaba alas, aviones, mariposas y cuando llegaba navidad, algún querubín sobrevolando un portal de Belén completamente vacío.
-Qué extravagante es esta niña- señalaba la profesora de segundo en las reuniones de profesores, entre el café de recreo y las pastas de té.
Ángela no tuvo una adolescencia sencilla, siempre en la Babia, bajo la soledad de los manuales de altos vuelos, el acné y las risas de otros que no comprendían su obsesión por estar pendida en el aire. Con diecinueve años, seguía columpiándose de la rueda que colgaba de la gran rama del árbol que había en la parte trasera de su casa. Hasta que un día la rama se partió.

Coleccionó todo aquello que pudiera distanciarse del suelo, que planeara contra corriente; hasta creó un museo donde mostrar todo su arsenal de objetos voladores; incluyo también una sala donde revoloteaban diferentes clases de mariposas, escarabajos, polillas, libélulas… Nunca persiguió en su ansia coleccionista, privar a un pájaro de su libertad; el vuelo de las aves era para ella un muestrario sacro, tan solo con mirar a lo alto. Aprendió a pilotar aviones, aeroplanos; hizo parapente, ala delta, paracaidismo, puenting… pero aún así ella no acertaba la forma de experimentar la acrobacia que tanto ansiaba.
Ya en su madurez, cercana a la ancianidad concluyó su obra con un grabado enorme que situó en la entrada de la gran exposición.

He pasado la existencia buscando la manera de elevarme, en la disciplina de asir mis pies al viento y hoy me descubro más pedestre que nunca. Hasta las aves más exuberantes aprenden a posarse en tierra, cualquier insecto sabe descender a suelo llano. Para vivir con toda la esencia hay que mantenerse en equilibrio; un pie posado en la tierra y el otro suspendido en el aire. Dios siempre jugando a serlo, no nos dio alas pero nos proveyó de dos piernas para eso ¡Para qué sino!
Días después batió alas en retirada.

lunes, 19 de enero de 2009

Teatro Latino en el Tintero

Entre los etruscos debió de existir un teatro popular, improvisado, que quizás no llegara ni a escribirse. Los dramaturgos cultos, tomaron de los griegos los argumentos, la estructura y los personajes de sus obras, aunque las “latinizaban” introduciendo variantes, tipos y asuntos romanos. Los dramaturgos latinos más celebrados, Plauto y Terencio, vivieron en los siglos III-II a.C., y escribieron comedias.

Plauto escribió para divertir al pueblo. De ahí la rapidez que imprime la acción, su búsqueda a toda costa de la comicidad y su gusto por la caricatura, más que por los análisis psicológicos. Trabaja con personajes tipo, que repite constantemente y utiliza una lengua de gran riqueza y colorido con la que os trasmite, sin caer en la vulgaridad las ideas y el habla del pueblo llano. Las comedias más famosas de Plauto son: La olla, Anfitrión y El soldado fanfarrón.

Los asuntos de las comedias de Terencio son parecidos a los de Plauto pero él aspiraba a agradar a la gente culta, no al pueblo, por ello, en sus comedias hay más reflexión, más refinamiento en el lenguaje, mayor carga moralizadora y una más precisa caracterización psicológica e los personajes, aunque menos comicidad que en las de Plauto. Escribió: La suegra, Los Adelfas y El torturador de sí mismo.

El Tintero 22 de Enero

- Teatro: el teatro latino

- Comentarista de la casa de las conchas Javier Sánchez

- Imanol Miranda y su habitación de los libros perdidos con la Vuelta al mundo en 80 dias

- Mamen Somar

- Entrevista a Pérez Bowie

- Microrrelato con Esther Patrocinio

Texto: Hacia la boda

“Hacia la boda”

Texto de José Luis Carabias

John Berger

John Berger (Londres, 1926) para mi desconocido hasta este libro, lo describen como autor inconformista y comprometido, un mundo de ternura y lucidez. Es una de las voces más lúcidas, incisivas e inconformistas del panorama intelectual europeo. Desde su exilio voluntario en un pequeño pueblo de la alta Saboya arremete una y otra vez contra las conciencias satisfechas y las tendencias acomodaticias de sus conciudadanos. Además de escritor en múltiples facetas es crítico de arte, guionista de cine y televisión.


John Berger nos propone una novela en la que el relato se convierte en un vaivén en el tiempo y en los espacios. Cuestión ésta que en un principio requiere cierto esfuerzo. Esfuerzo que se verá recompensado a lo largo de la lectura, pues todo va cobrando sentido a medida que avanzamos. Un sentido profundo.

Nos relata la historia de una viaje hacia una boda, mejor dicho de dos viajes: uno el la madre y otro el padre hacia la boda de su hija.
Dos viajes bien distintos y así nos lo transmite. Impregna el relato de cada uno de estos viajes con situaciones, sensaciones y lugares bien conocidos por el autor.

La madre viaja desde Eslovaquia y en el refleja estupendamente las características de ese norte, un país frío, gris, con la marca de la dictadura comunista. Nos transmite un viaje simple en el que la madre establece escasas relaciones, aunque comprometidas. Desde Eslovaquia hasta Venecia en un frío autobús y desde Venecia hasta el estuario del Po en barco y en soledad, una soledad triste.

Por otra parte, y en contraste, el padre hace su viaje en moto y por el sur transmitiéndonos libertad con unas descripciones veraces de las sensaciones encima de una moto, ruidos, inclinaciones, el viento, la temperatura, los olores.

Es un viaje, éste, rico en sensaciones pero también en relaciones nos presenta un muestrario coral de personajes actuales y variados con situaciones bien distintas que enriquecen el relato.

Podemos decir que hace una exposición de espacios bien diferenciados.

El amor impregna todo el relato. Presentándonos de manera inteligente distintos tipos de amor o relaciones.
El amor de los padres hacia la hija, descrito en algún pasaje de manera conmovedoramente tierna e intensa.
El amor de los padres que en un determinado momento anteponen el compromiso social a su relación de pareja.
El amor de la joven pareja dispuesta al matrimonio, un amor intenso e incondicional.

Pero todo el relato está teñido de sufrimiento sutil y a la vez intenso. Un sufrimiento generado por la enfermedad de la hija, Ninon. Nos relata como de una relación casual e inconsciente queda contagiada por el SIDA. Como escritor comprometido John Berger expone una dura realidad que exenta de sentimentalismo nos plantea de manera rotunda como quiebra la joven e ilusionada vida de Ninon y el sufrimiento que genera a su alrededor.
Como podemos comprender ambos viajes tienen un tinte amargo.
El final del viaje es la celebración de la boda. En una Italia soleada, campestre. Nos hace un relato bullicioso, sensual, familiar, sureño.
Pero una boda que solo transcurre en la imaginación pues no llega a suceder. El autor juega así con el lector entre la realidad y los sueños. Planteando, así lo entiendo yo, los proyectos truncados en la vida de la joven.

En algunos momentos aparece como narrador un ciego Griego. Personaje que nos sitúa a nosotros lectores como ciegos a los que el autor guía, como lazarillo, a lo largo de la historia. Aunque también pudiera ser una evocación clásica al ciego Tiresias.
Cabe reseñar que el simbolismo está presente en toda la novela de esta manera te hace ir un poco más allá del relato y buscar tus propia interpretaciones.

La novela nos atrapa y nos emociona. Su historia de amor, su tragedia, el viaje, las múltiples historias. Acabando la lectura con la sensación de haber leído una gran novela.

Delicioso puñado de nieve en los labios
De quienes se afanan en el calor del verano.
Deliciosos los vientos primaverales
Para los marineros que desean zarpar.
Y más deliciosa aún la sábana sola
Que cubre a los amantes

jueves, 15 de enero de 2009

El Tintero 15 de Enero de 2009

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